sábado, 31 de octubre de 2015

Retomando la estela social

De nuevo dispongo a escribir en este blog, ahora en segundo de carrera y con muchas novedades en mi vida, las cuales se calcarán en mis escritos y pensamientos, deseo os siga interesando.

Para comenzar, os dejo una reflexión acerca del educador social, en el que la pregunta es ¿nace o se hace?

Una persona tiene que tener unos mínimos empáticos y principios humanos que le permitan poder y querer dedicarse a lo social, es decir, a lo relacionado con la sociedad, y dentro de ella, todas las características y peculiaridades que hacen único a cada individuo. Deben haber unas cualidades que provengan de la genética y den a la persona ese alma social, que más tarde, con la vida y preferencias que tenga cada cual, irá conformándose según vaya desarrollándose y formándose. Cierto es, que a medida que una persona va aumentando su tamaño también aumenta en ella todos los valores que guiarán su vida y harán que sea de esta o de otra forma, pero… las raíces tienen mucho que ver en este proceso. Un educador social debe ser una persona activa en cuanto a los derechos de los demás y a los suyos propios, una persona revolucionaria y luchadora por las metas que crea o quiera conseguir, que no tenga miedo a enfrentarse a la realidad más dura, tenga la mejor sonrisa que dar a un niño en el peor momento de su enfermedad, y sienta que crece su corazón con cada acto brindado en defensa y protección al prójimo. El que estudia esta carrera debe tener en cuenta que es un agente de cambio, que su vocación le va a llevar a la mayor de las alegrías y el peor de los desencuentros, pero a pesar de todo tiene que luchar por seguir adelante en su trayectoria hacia un mundo mejor y más ético, lo que le revalorizará como ser. La Tierra no se mueve con la pasividad de sus gentes, sino con el carácter y el espíritu de las personas soñadoras y creyentes de realizar la mayor obra social que jamás exista, que todos seamos iguales, tengamos los mismos derechos, vivamos en paz y nos ayudemos los unos a los otros en todo lo que necesitemos. Aprendes que hay que ser realista, puesto que la vida es dura y a veces muy complicada, pero a la vez perseverante y enérgica a la hora de entenderla como una oportunidad de innovar en el terreno de lo social y emprender el mejor viaje, el de conseguir con tu granito de arena una realidad más benévola. Sinceramente, pienso que hay personas preparadas para esto y otras que no, que debemos obedecer a nuestras preferencias y nuestras posibilidades, y entonces acarrear con lo que lo que estemos dispuestos a hacer. La educación social es el motor que mueve nuestras vidas, somos los frutos que está cosechando y de los cuales debe sentirse orgullosa, para ello estamos formando y cultivando nuestros corazones y mentes, con el propósito de que se expanda nuestra maravillosa carrera y se de a ver la importancia de estudiar el don de gentes, la ayuda a los más desfavorecidos, la generosidad y el dar sin recibir nada a cambio. Hacen falta personas como nosotros repartidos por el mundo, que proyecten la esperanza de construcción de una gran esfera social. Debo agradecer la educación recibida y el camino recorrido, puesto que abrirá las puertas de mi alma a todo aquel que se encuentre en situación de riesgo comunitario o simplemente tenga un mal día.


Educación y paz para todos, un saludo.

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